Mario Arvelo en el Grupo de los 77

El Grupo de los 77 es una coalición para el debate de estrategias y la convergencia de políticas que reúne a 135 países en desarrollo de todas las regiones del mundo, con el objetivo de identificar posiciones comunes y fortalecer la capacidad negociadora del conjunto de Estados miembros en las agencias de Naciones Unidas con sede en Roma: la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA). Mario Arvelo presidió la agrupación en 2009, fue su vicepresidente en 2008 y es el decano del G77 en Roma; en 2018-20 formó parte de su Mesa Ejecutiva.

Mario Arvelo se dirige a la plenaria del Grupo de los 77 celebrada el 1 de octubre de 2019 en la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). El expresidente del G77 pidió a los delegados renovar una vez más su compromiso con la gobernanza de las Naciones Unidas en general y con el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA) en particular, manifestando su apoyo a la candidatura del tailandés Thanawat Tiensin para sucederle en la presidencia del CSA. En el podio figuran las embajadoras de Indonesia (y vicepresidenta del G77) Esti Andayani, y de Sudán del Sur (y presidenta del G77) Natalina Mou.

Mario Arvelo, decano y expresidente del Grupo de los 77 en Roma, se dirige a la sesión plenaria del G77 celebrada el 24 de enero de 2014. En esa intervención, invitó a los delegados de los países en desarrollo a renovar el compromiso con la gobernanza de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA) y del Programa Mundial de Alimentos (PMA), las agencias especializadas clave para apoyar los planes gubernamentales de desarrollo social y económico, así como para liderar la lucha de la humanidad contra las plagas del hambre y las diversas formas de malnutrición. También, formuló un llamado a fortalecer el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA, del que Arvelo sería presidente en 2017-19), por tratarse de la plataforma más inclusiva para el diálogo, los debates y las decisiones estratégicas globales que trazan la ruta a la erradicación del hambre y la pobreza, la cual es de enorme valor humano, político y técnico para los países en desarrollo.

En una presentación ante la plenaria del Grupo de los 77 en enero de 2014, Mario Arvelo subrayó los argumentos que siempre utiliza para llamar a los delegados de países en desarrollo a ampliar y profundizar su participación en las tareas de gobernanza del sistema de Naciones Unidas; visto que asumir responsabilidades internacionales compromete a las Representaciones y a los individuos que las componen a dedicar tiempo y energía, y que esa inversión se traduce en fortalecimiento institucional, el llamado Sur Global debe mostrarse cada vez más activo. La razón es evidente en sí misma: si bien las agencias de Naciones Unidas son de naturaleza universal —recibiendo aportes de, y dispensando servicios a, todos sus Estados miembros—, los países más ricos cubren el grueso del presupuesto financiero del sistema. Los países en desarrollo, aun con grandes diferencias en el tamaño de sus economías, tienen menos margen para contribuir los elementos de su visión a la dirección estratégica de los organismos internacionales. Según la Carta de la ONU, todos los Estados miembros son iguales; sin embargo, medidos según la capacidad de unir poderío económico con voluntad política, los países más prósperos gozan de una ventaja originaria, como en una carrera donde se permite a algunos atletas comenzar a correr antes que otros. Existe otro presupuesto menos tangible, de capital político, que es tanto o más valioso que el estrictamente financiero. Contribuir a la gobernanza de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO), del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA) y del Programa Mundial de Alimentos (PMA) desde sus órganos políticos, técnicos y administrativos resulta de particular importancia para los países en desarrollo porque, al tiempo que se aporta fortalecimiento institucional a esas agencias y al sistema en su conjunto, el involucramiento del llamado Sur Global en tareas de liderazgo brinda una perspectiva que enriquece el diálogo de políticas a todos los niveles y en todo el globo.

